Un voto si negativo

El daño que ha provocado el voto enrevesado de Julio Cobos está yendo por mucho más allá de las filas del radicalismo que lo tiene como única carta de triunfo para las elecciones de 2011. Si la opinión pública descreía con razon de la lucidez de los dirigentes de la oposición la torpeza conceptual de «Cleto» acaba de bajar en varios puntos las expectativas generales acerca de la mejora que un recambio de figuras supondría.

No se trata de si la permanencia o no del controversial Redrado en su bien rentado empleo estaba bien o mal, se trata de guardar un poco de coherencia e instinto político. algo que le falló de medio a medio al vicepresidente que para peor con su actitud vacilante abrió un portón bien ancho para la sospecha pública de que su personalidad se parece más de lo conveniente a la del anterior presidente radical Fernando de la Rúa. Si la gente pensaba que la oposición era un flan Julio Cobos acaba de confirmarlo para beneplácito de un kirchnerismo al que cada vez le cuesta mas achicar el agua que entra al bote.

Por suerte para la Argentina la capacidad de la primera magistrada para repartir sandeces de todo tipo y color frente a los micrófonos que le proveen sus alcahuetes ha demostrado tener una gran resistencia al sentido común, lo que sumado a las vacaciones forzadas que la carótida le ha impuesto al primer caballero hacen crecer la esperanza de que finalmente la oposición logre abroquelarse e impedir que gobernadores y senadores enfermos del sindrome de Estocolmo y adictos al cirujeo presupuestario al que les obliga Néstor Kirchner terminen cometiendo la tremenda barbaridad de convalidar el camino a un incendio inflacionario que es el destino inexorable del malhadado fondo del bicentenario.

Los sectores sociales más indefensos no tienen porqué pagar a través del impuesto inflacionario la incompetencia de gobernadores inútiles y cobardes que no han sabido construir para sus provincias mecanismos generadores de recursos genuinos ni defenderlas de la voracidad recaudatoria de un gobierno nacional que deformó totalmente el sistema federal consagrado por la Constitución. Obviamente era y sigue siendo más cómodo para ellos arrastrarse como gusanos sonrientes en los felpudos de Olivos y conseguir que el cajero del almacén nacional les arroje algunas efectividades conducentes.

Lo peor es que tan abyecta obsecuencia – que por supuesto no es gratuita ya que la gran mayoría aspira a emular la peformance patrimonial del matrimonio – no evitará en sus dominios el panorama de colapso que ya se avizora porque votar la aprobación del malparido DNU equivale a la locura de tirar baldes de nafta de aviación para apagar el incendio de un campo seco.

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