Haciendo caso omiso de las señales el gran periodismo y el espectro opositor sigue impertérrito enfrascado en lo accesorio al compás de los caprichitos de la viuda sin poner el foco en lo principal: el 23 de octubre seguiremos viviendo en un sistema de libertad o caeremos en una implacable dictadura populista.
¿Hay miedo para plantear las cosas de frente en aquellos dirigentes que militan en la oposición? ¿O realmente creen que hay exageración en lo que se está advirtiendo en estas notas sobre lo que se está gestando en el círculo oficialista más profundo? ¿O creen que van a ser parte beneficiaria del esquema?
Por otra parte es cierto que no es fácil pegarle a alguien que está agazapado y se finge dispuesto a seguir las reglas del sistema democrático como tampoco es fácil ver debajo del agua para una clase dirigente que no se caracteriza precisamente por su valor ni por su capacidad de predicción a pesar de que en rigor de verdad al kirchnerismo no le preocupa mucho dar cada nuevo día una muestra más de sus intenciones.
Muchos quizás siguen en su sopor abrigando la esperanza de que finalmente la viuda no se vaya a animar a tanto. Tal vez tengan razón, pero la mala noticia es que ella es sólo el afiche de este proyecto, los directores, coreógrafos y bailarines están, por ahora, detrás de las bambalinas, y son los que realmente van a poner la obra sobre las tablas. ¿O alguien cree seriamente que la comedia de enredos que la precedió y la confección de las listas de candidatos del FPV para la Capital fueron obra de la presidente y no de la astucia de Carlos Zannini?
El afilado pensamiento del genial filósofo José Ortega y Gasset sentenció hace ya varios lustros: “La historia tiene una razón, la suya. Si no se le da esa que tiene, volverá a buscarla, y de paso, a llevarse la que no tiene”. El setentismo tuvo una razón que muchas veces queda oculta en los pliegues del relato. Fue la misma que alienta en las multitudes de jóvenes indignados que hoy acampan en las plazas de Europa y acaparan las tapas de los diarios del mundo: la pobreza moral e intelectual de una caterva de políticos mediocres adoradores del Dios de la Figuración y la Riqueza Fácil incrustados a remache en cargos que no tienen idoneidad para desempeñar.
Ahora el setentismo no sólo ha vuelto – curiosamente de la mano de alguien que fue un “setentista” de plástico – sino que está agazapado en los meandros del poder acechando el momento oportuno para dar el zarpazo final, es decir, para llevarse la razón que no tiene, ante la mirada atónita y cómoda de millones de ciudadanos cronológicos y analfabetos funcionales listos para averiguar cuánto vale la libertad a costa de perderla.
A esta altura de los acontecimientos ni siquiera vale la pena aburrir al lector con el inventario detallado de los elementos que componen la artillería del kirchnerismo y los muy probables lineamientos del esquema de poder a ser implantado si soplan vientos de triunfo en octubre porque como ya se dijo desde la primera entrega están a la vista de todos los cinco jinetes del apocalipsis republicano: el aparato judicial, el mediático, el impositivo, el legislativo, y el de espionaje.
De la “misión” del primero de ellos ya se dio cuenta en la nota anterior, y de los demás sólo hace falta usar una pizca de imaginación para avizorar como van a ser usados para posibilitar la sustentabilidad del “modelo”, palabra que como señaló con acierto la pluma de Alberto Buela habla de algo ya terminado a lo que la sociedad deberá ajustarse cual si fuera un lecho de Procusto: el que no cuadre será encogido o estirado brutalmente.
En cuanto al aparato mediático es poco lo que se puede agregar a lo ya conocido por todos: radios, canales, películas, novelas televisivas, libros, diarios, revistas etc. puestas desembozadamente al servicio del régimen para apabullar al receptor, idiotizarlo y convencerlo de que la pérdida de su libertad es condición necesaria para asegurar la “inclusión social” y la “redistribución de la riqueza”.
La voz de alarma estuvo en las reveladoras palabras lanzadas en Mar del Plata por Walter Burzaco, presidente de la Asociación de Televisoras de Video Cable (ATVC): «Vienen por nosotros, cada vez con mayor furia». El que quiera oír, que oiga.
La Internet como canal más libre del mundo será reglamentada y vigilada por el ejército de cybersoldados, muchos de los cuales ya están en funciones, para acallar cualquier voz disidente mediante el hackeo impune, las sanciones a proveedores o directamente la baja de los dominios dispuesta por NIC desde la Cancillería o por orden judicial. Lo jocoso de esta situación es que muchos internautas compran admirados la historieta del “Nestornauta” y pulen con entusiasmo las cadenas que luego atarán sus manos.
El aparato legislativo volverá a ser utilizado alevosamente para legalizar todas las medidas y sancionar todas las leyes que el Buró necesite para mantener el “modelo” en funcionamiento, (reforma agraria, ley de sociedades, impuesta a la renta presunta, recreación del IAPI etc.). Ni siquiera será necesaria la mayoría propia porque el resto de los aparatos (judicial, impositivo, mediático y de espionaje) asegurarán la diligente cooperación de los legisladores de la “oposición” mediante la difamación, la persecución fiscal, judicial o directamente policial y el amordazamiento de la prensa. “La vida de los otros” pasará a ser un dibujo animado de Disney.
El esquema es perfecto: todos los resortes de dominación trabajando coordinadamente como un mecanismo de relojería aceitado con fondos del Estado para instaurar y mantener un sistema de “libertad controlada” o sea no-libertad regenteado por el que será en los hechos un esquema de partido único donde cohabitarán Zannini, Verbitsky, Bonafini, Luis Duhalde, Kunkel, Conti, Rudy Ulloa, Abal Medina y siguen las firmas.
La obtención de los dos tercios de legisladores para una reforma constitucional a medida del régimen que diluya las garantías tuitivas de la propiedad privada en aras del “interés público”, relativice las garantías individuales y habilite la consecuente entronización de “Cristina eterna” será entonces un simple trámite revestido de formalidades “democráticas”.
Para colmo la previsible lucha de facciones por aumentar su área de influencia dentro del círculo del poder, la falta de un liderazgo claro y el empobrecimiento generalizado producto de una política económica centralizada que se reduce a la apropiación impositiva y extraimpositiva de recursos privados por parte de la burocracia estatal reciclando la improductividad provocarán un estado de alteración permanente en la sociedad en el que reinará la incertidumbre y será difícil saber donde cada uno está parado.
Los lectores de estas líneas tienen desde luego todo el derecho de pensar que este sistema, que ha derramado sólo pobreza y sangre en todo el mundo a lo largo de la historia contemporánea puede dar resultado aquí conducido por una viuda lacrimosa y apoyarlo con su voto. Pero aquellos que no comulgan con esta doctrina no deben distraerse con los devaneos electorales de unos y otros que parece ser la única preocupación de la gran prensa y advertir que el debate central no pasa hoy por las propuestas ni las candidaturas sino por la abolición o la permanencia de un modo de vida fundada en la libertad, el disenso y la pluralidad ideológica.
Vale señalar que la vereda de enfrente tampoco está habitada por ángeles ni genios, por eso el firme compromiso ciudadano debe ser la superación de esta democracia enferma y vampirizada por la corrupción estructural pero siempre sobre la base de respeto a los sabios objetivos plasmados en el preámbulo constitucional, sobre todo el de asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino. No es una tarea fácil, ni rápida ni para pusilánimes, sino para aquellos que de verdad amen a la Patria que los vio nacer.