El huevo de la serpiente III

Gracias a la amplia repercusión mediática provocada por la incontinencia verbal del señor Feletti,  que han rasgado el huevo de la serpiente dejando ver los perfiles del retoño, se ha tornado innecesario abundar sobre las señales que abonan la advertencia expuesta en esta columna sobre el plan filostalinista que prepara el kirchnerismo profundo ya que, como reza un viejo adagio jurídico, a confesión de parte relevo de pruebas.

No obstante ello, es conveniente resaltar algunos indicios serios, vehementes y concordantes de que la explicitada ante La Nación por Feletti es la dirección que seguramente tomará el proceso de “populización” impulsada por los monjes negros del oficialismo para “profundizar el modelo de “acumulación de matriz diversificada con inclusión social ” (tanto gre gre para decir Gregorio) aunque se edulcore con eufemismos retóricos su verdadera esencia para no asustar a los sectores que tienen un poder de fuego apto para torcer el rumbo que hasta ahora lleva el proceso político.

Como se dijo, las tres bases sobre las que se asienta el proyecto de dictadura “popular” empujado desde la usina ideológica V+Z (Verbitsky+Zannini) son el tembleque liderazgo de la viuda, el obnubilado entusiasmo juvenil y la especulación empresaria, aunque en este último punto cabe rescatar que parece haber una tímida toma de conciencia según lo que apunta  Bonelli en la revista Eco del 20.05.2011 “El Comité de Presidencia de la central fabril (UIA) manifestó sus temores de que esos (los que explicó Felettti) sean los verdaderos planes del kirchnerismo y no el dulce relato que habían escuchado hace una semana de la propia Cristina”.

Los comisarios políticos

¿De qué manera se concretaría esta dictadura? En primer lugar, asegurando la “cooperación” incondicional de la administración de justicia ante cualquier planteo, ya sea judicial o de acción directa, contra las medidas del gobierno. Este es el eje estratégico  más importante del proyecto como lo ha sido siempre en todos los procesos dictatoriales que registra la historia moderna porque es la “última ratio” de legitimación del proceder gubernamental.

Se trata entonces de la transformación definitiva de un poder del Estado en instrumento del poder, y sobre este punto no enumeraremos aquí los antecedentes del kirchnerismo por harto conocidos en cuanto a su falta de límites cuando se trata de usar la maquinaria judicial para salvar amigos, perseguir enemigos, exaltar el odio social o inducir conductas.

Pero en la hipótesis de un triunfo oficialista en octubre esta tendencia se radicalizaría a caballo de los “comisarios políticos” designados por la Nomenklatura que si bien algunos ya están en funciones (caso Diana Conti o Carlos Kunkel) aumentarían notablemente sus atribuciones y su capacidad operativa para intimidar, o en su caso desplazar, a los jueces díscolos mediante los instrumentos específicos para darle un barniz de legalidad: el Consejo de la Magistratura o el juicio político.  Conti se manifestó públicamente como “stalinista” en un programa de televisión.

Para cerrar las dos pinzas del cepo judicial el Ministerio Público incentivaría a los fiscales a convertirse en temibles mastines del gobierno dispuestos a destrozar a quien sea y como sea siguiendo las instrucciones del Buró. El funcionario que no se preste a este esquema será primero aislado y luego eyectado al desierto civil y profesional o forzado a la expatriación.

Con esta formidable maquinaria en manos de un núcleo de radicalizados ideólogos henchidos de poder, secundados por un ejército de juveniles trepadores  y convencidos de su misión mesiánica de conducir a la sociedad argentina  a una transformación  profunda de su realidad política, social y económica es fácil imaginar el escenario sobreviniente en el que una justicia totalmente sometida a los dictados de la cúpula gobernante convalide cada uno de sus actos por más obscenos que ellos sean. Ningún juez que aprecie su estabilidad o su jubilación la arriesgará contradiciendo actos del poder ejecutivo.

La libertad condicional de que hoy gozan muchos sin saberlo puede ser mañana cancelada, el derecho de propiedad convertirse en una suerte de ocurrencia capitalista y los derechos humanos ser usados como justificativo de penas y expropiaciones selectivas alineadas con las necesidades del régimen.  La obsoleta dictadura del proletariado travestida en dictadura  popular.

Un ejemplo: la reforma a la ley de quiebras en danza hoy en el Congreso abrirá el camino para transferir fácilmente empresas a manos de sus obreros. No hace falta ser muy imaginativo para advertir que las trabas que pueden imponer la Secretaría de Comercio o la AFIP siguiendo directivas del Buró pueden llevar al concurso o a la quiebra a una firma cualquiera en poco tiempo. De esa situación, como saben muchos empresarios, raramente se vuelve, pero ahora mucho menos porque a partir de la nueva normativa un juez con “sensibilidad social” podrá poner rápidamente la explotación en manos de los empleados si recibe la pertinente “orden de arriba”. La transferencia compulsiva de los medios de producción no es una mera posibilidad.

Como es obvio, los empresarios que sean amigos del gobierno, lo apoyen, resignen utilidades y contribuyan a la consolidación del régimen gozarán de la debida protección. Es sabido dónde y cómo funciona este sistema “protectorio”  y quienes lo aplican.

Para concluir por hoy, conviene aclarar que lo que se viene no es “chavismo”, término que utilizan algunos analistas para referirse al régimen venezolano, es algo mucho mas peligroso porque aún dentro de  su megalomanía y sus arrestos dictatoriales Chávez no come vidrio y es un verdadero líder que controla a su movimiento. La viuda no tiene esa condición ni la puede comprar con tarjeta en Gucci, por eso tendrá que apoyarse necesariamente en el núcleo V+Z . Esto no sería preocupante si los integrantes tuvieran el mismo cociente político intelectual de la presidente, pero ocurre que tanto Verbitsky como Zannini son dos cuadros experimentados, inteligentes y decididos que saben a donde quieren ir y, lo que los hace más peligrosos, no aspiran a enriquecerse por medio del poder sino a ejercerlo sin concesiones ni misericordia tal como les enseñaron sus admirados maestros.

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