Según una de las varias versiones que circulan por la web la expresión «de la ceca a la meca» es de origen árabe y hace referencia a dos extremos: la Meca (ciudad santa del Islam) y la Ceca, o Casa de la Moneda (edificio en el cual los árabes acuñaban el dinero) para describir las conductas erráticas de quienes andan «de aquí para allá» frente a situaciones que no pueden resolver ya sea por incapacidad o por falta de conocimientos.
Por esas cosas del destino, el matrimonio gobernante – cuyo deporte favorito era en los buenos tiempos mofarse sobradoramente de sus críticos y opositores en cuanta ocasión se presentara – entre la seca campestre y el tembladeral financiero parece haber entrado en un estado de desconcierto que lo lleva a incurrir en reiteradas contradicciones tanto en los hechos como en las palabras.
Mientras la secretaria ejecutiva de Néstor Kirchner a cargo del gobierno exhorta a la clase media a seguir consumiendo («Si no consumen, se van a terminar quedando sin trabajo, dijo «) aplica un tarifazo que dejó boqueando las finanzas de la gran mayoría de los que todavía tienen algún poder adquisitivo, mientras la sequía causa estragos en las finanzas del campo ofrece créditos para comprar maquinarias que sólo pueden pagar los grandes pools, mientras la crisis avanza sus medidas «anticrisis» consisten en exprimir a quien sea para alimentar la caja con vistas a las elecciones de este año.
Ya está claro que la continuidad de Fernández en el gobierno no hará sino acentuar las de por si graves consecuencias del cataclismo financierro mundial, sin embargo los argentinos siguen anestesiados soñando con que dos payucas agrandados que sólo piensan como mantenerse en el poder y enriquecerse a costa del Estado pueden enfrentar el tsunami económico que se viene con sus recetas kiosqueras, sin crédito externo y apelando solamente a meter la mano en el bolsillo de ciudadanos impotentes.
A despecho de la estupefacción que paraliza a una sociedad al parecer dispuesta a convalidar los atropellos y las pavadas de los Kirchner en nombre de una democracia que no entiende muy bien, los acontecimientos van cercando al matrimonio obligándolo a mostrar su escasa preparación para gobernar en circunstancias adversas y dejando al descubierto las consecuencias de cinco años de hacer fulbito para la tribuna. Ahora que hay que jugar el partido resulta que el crack era un tronco.
La estampa de los norteamericanos pagando duramente en su cuero haber soportado durante cuatro años las insensateces de un macaco delirante y obtuso por miedo al terrorismo islámico debería hacer reflexionar profundamente a los argentinos sobre su futuro porque como decía Anatole France, «es preferible mil veces tratar con malvados y no con necios, porque los malvados descansan, los necios jamás»
Un añejo conocedor de la historia política argentina no se cansa de repetir a quien lo quiera escuchar que «a Perón no lo echaron los militares, lo echaron dos años de seca». Aguante Giambattista Vico y su «corsi et ricorsi» de la historia!.