Terminados los aplausos de la claque presidencial que festejó los anuncios de la presidente sobre los parches elaborados supuestamente para enfrentar la coyuntura y apagadas las luces del salón emerge rauda una duda existencial: ¿Los Kirchner son o se hacen? Porque parafraseando a Abraham Lincoln se puede decir que se puede tomar de tontos a muchos durante algún tiempo, a algunos durante mucho tiempo, pero no a todo el mundo todo el tiempo.
Es obvio que algo tenían que hacer antes de que la gente se diera cuenta de que no saben que hacer, pero por lo menos debieron haber sido mas coherentes. Para muestra, basta un botón: aunque usted no lo crea, el Kirchner que asumió como presidente prometiendo traje a rayas para los evasores es el mismo que ahora quiere premiarlos con tal de que regresen el fruto de sus gambetas fiscales. La Fernández que hizo perder mercados internacionales y cientos de millones de dólares prohibiendo exportaciones y tratando de manotearles el bolsillo a los productores agropecuarios durante meses es la misma que ahora quiere «conquistar nuevos mercados» Para Ripley. O para el diván.
La propuesta de repatriación de capitales sonaría ingenua, si no fuera porque la ingenuidad es una característica desconocida en la pareja presidencial. Lo que algunos desconfiados sospechan es que va dirigida a un grupo de amigos del poder que cuando la recesión azote con toda su violencia traerán de paseo a sus verdes para comprar campos, inmuebles y empresas a precio de liquidación aprovechando el bill de indemnidad que generosamente Fernández planea mandar al Congreso como la gran idea gran.
Sin embargo hay que reconocer que esta faceta humorística de Kirchner era desconocida, porque nadie se esperaba que quien desde hace años mantiene dinero de Santa Cruz en bancos extranjeros tenga la desopilante caradurez de invitar a los demás felices poseedores de activos off shore (fuera del país) a traerlos para convertirse en rehén de un gobierno afecto a quedarse con lo ajeno. Obviamente, un chiste.
Dado que desmenuzar – mas bien descuartizar – esta brillante combinación de incoherencia, caradurez, incompetencia y picardía barata que denominan pomposamente «batería de medidas contra la crisis» insumiría mas tiempo del que merece, sólo cabe señalar que es una muy mala señal de que el matrimonio está muy cerca del pánico al advertir que su mentalidad de almaceneros no da para enfrentar las consecuencias de un contexto mundial convulsionado más cinco años de confundir suerte con habilidad, pero aún así insiste en tratar de vender gato por liebre y sacar ventajas para sí y su grupo de capitalistas amigos con la excusa de defender el empleo y el consumo y paliar los efectos de una crisis «importada» desde el Primer Mundo.
Dado que aún son legión los indefensos, desinformados, indiferentes y avivados a quienes poco preocupa que un grupo de chambones inescrupulosos siga al timón de los negocios públicos y prefieren seguir tolerando sus desmanes y esperando que no se produzca el estallido – en nombre de la democracia – la perspectiva de un escenario anárquico y turbulento es la probabilidad mas cierta en el horizonte de los próximos meses.