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El huevo de la serpiente IV

Haciendo caso omiso de las señales el gran periodismo y el espectro opositor sigue  impertérrito enfrascado en lo accesorio al compás de los caprichitos de la viuda sin poner el foco en lo principal: el 23 de octubre seguiremos viviendo en un sistema de libertad o caeremos en una implacable dictadura populista.

¿Hay miedo para plantear las cosas de frente en aquellos dirigentes que militan en la oposición? ¿O realmente creen que hay exageración en lo que se está advirtiendo en estas notas sobre lo que se está gestando en el círculo oficialista más profundo? ¿O creen que van a ser parte beneficiaria del esquema?

Por otra parte es cierto que no es fácil pegarle a alguien que está agazapado y se finge dispuesto a seguir las reglas del sistema democrático como tampoco es fácil ver debajo del agua para una clase dirigente que no se caracteriza precisamente por su valor ni por su capacidad de predicción a pesar de que en rigor de verdad al kirchnerismo no le preocupa mucho dar cada nuevo día una muestra más de sus intenciones.

Muchos quizás siguen en su sopor abrigando la esperanza de que finalmente la viuda no se vaya a animar a tanto. Tal vez tengan razón, pero la mala noticia es que ella es sólo el afiche de este proyecto, los directores, coreógrafos y bailarines están, por ahora, detrás de las bambalinas, y son los que realmente van a poner la obra sobre las tablas. ¿O alguien cree seriamente que la comedia de enredos que la precedió y la confección de las listas de candidatos del FPV para la Capital fueron obra de la presidente y no de la astucia de Carlos Zannini?

El afilado pensamiento del genial filósofo José Ortega y Gasset sentenció hace ya varios lustros: “La historia tiene una razón, la suya. Si no se le da esa que tiene, volverá a buscarla, y de paso, a llevarse la que no tiene”. El setentismo tuvo una razón que muchas veces queda oculta en los pliegues del relato. Fue la misma que alienta en las multitudes de jóvenes indignados que hoy acampan en las plazas de Europa y acaparan las tapas de los diarios del mundo: la pobreza moral e intelectual de una caterva de políticos mediocres adoradores del Dios de la Figuración y la Riqueza Fácil incrustados a remache en cargos que no tienen idoneidad para desempeñar.

Ahora el setentismo no sólo ha vuelto – curiosamente de la mano de alguien que fue un “setentista” de plástico – sino que está agazapado en los meandros del poder acechando el momento oportuno para dar el zarpazo final, es decir, para llevarse la razón que no tiene, ante la mirada atónita y cómoda de millones de ciudadanos cronológicos y analfabetos funcionales  listos para averiguar cuánto vale la libertad a costa de perderla.

A esta altura de los acontecimientos ni siquiera vale la pena aburrir al lector con el inventario detallado de los elementos que componen la artillería del kirchnerismo y los muy probables lineamientos del esquema de poder a ser implantado si soplan vientos de triunfo en octubre porque como ya se dijo desde la primera entrega están a la vista de todos los cinco jinetes del apocalipsis republicano: el aparato judicial, el mediático, el impositivo, el legislativo, y el de espionaje.

De la “misión” del primero de ellos ya se dio cuenta en la nota anterior, y de los demás sólo hace falta usar una pizca de imaginación para avizorar como van a ser usados para posibilitar la sustentabilidad del “modelo”, palabra que como señaló con acierto la pluma de Alberto Buela habla de algo ya terminado a lo que la sociedad deberá ajustarse cual si fuera un lecho de Procusto: el que no cuadre será encogido o estirado brutalmente.

En cuanto al aparato mediático es poco lo que se puede agregar a lo ya conocido por todos: radios, canales, películas, novelas televisivas, libros, diarios, revistas etc. puestas desembozadamente al servicio del régimen para apabullar al receptor, idiotizarlo  y convencerlo de que la pérdida de su libertad es condición necesaria para asegurar la “inclusión social” y la “redistribución de la riqueza”.

La voz de alarma estuvo en las reveladoras palabras lanzadas en Mar del Plata por Walter Burzaco, presidente de la Asociación de Televisoras de Video Cable (ATVC): «Vienen por nosotros, cada vez con mayor furia». El que quiera oír,  que oiga.

La Internet como canal más libre del mundo será reglamentada y vigilada por el ejército de cybersoldados, muchos de los cuales ya están en funciones, para acallar cualquier voz disidente mediante el hackeo impune, las sanciones a proveedores o directamente la baja de los dominios dispuesta por NIC desde la Cancillería o por orden judicial. Lo jocoso de esta situación es que muchos internautas compran admirados la historieta del “Nestornauta” y pulen con entusiasmo las cadenas que luego atarán sus manos.

El aparato legislativo volverá a ser utilizado alevosamente para legalizar todas las medidas y sancionar todas las leyes que el Buró necesite para mantener el “modelo” en funcionamiento, (reforma agraria, ley de sociedades, impuesta a la renta presunta, recreación del IAPI etc.). Ni siquiera será necesaria la mayoría propia porque el resto de los aparatos (judicial, impositivo, mediático y de espionaje) asegurarán la diligente cooperación de los legisladores de la “oposición” mediante la difamación, la persecución fiscal, judicial o directamente policial y el amordazamiento de la prensa. “La vida de los otros” pasará a ser un dibujo animado de Disney.

El esquema es perfecto: todos los resortes de dominación trabajando coordinadamente como un mecanismo de relojería aceitado con fondos del Estado para instaurar y mantener un sistema de “libertad controlada” o sea no-libertad regenteado por el que será en los hechos un esquema de partido único donde cohabitarán Zannini, Verbitsky, Bonafini, Luis Duhalde, Kunkel, Conti, Rudy Ulloa, Abal Medina y siguen las firmas.

La obtención de los dos tercios de legisladores para una reforma constitucional a medida del régimen que diluya las garantías tuitivas de la propiedad privada en aras del “interés público”, relativice las garantías individuales y habilite la consecuente entronización de “Cristina eterna” será entonces un simple trámite revestido de formalidades “democráticas”.

Para colmo la previsible lucha de facciones por aumentar su área de influencia dentro del círculo del poder, la falta de un liderazgo claro y el empobrecimiento generalizado producto de una política económica centralizada que se reduce a la apropiación impositiva y extraimpositiva de recursos privados por parte de la burocracia estatal reciclando la improductividad provocarán un estado de alteración permanente en la sociedad en el que reinará la incertidumbre y será difícil saber donde cada uno está parado.

Los lectores de estas líneas tienen desde luego todo el derecho de pensar que este sistema, que ha derramado sólo pobreza y sangre en todo el mundo a lo largo de la historia contemporánea puede dar resultado aquí conducido por una viuda lacrimosa y apoyarlo con su voto. Pero aquellos que no comulgan con esta doctrina no deben distraerse con los devaneos electorales de unos y  otros que parece ser la única preocupación de la gran prensa y advertir que el debate central no pasa hoy por las propuestas ni las candidaturas sino por la abolición o la permanencia de un modo de vida fundada en la libertad, el disenso y la pluralidad ideológica.

Vale señalar que la vereda de enfrente tampoco está habitada por ángeles ni genios, por eso el firme compromiso ciudadano debe ser la superación de esta democracia enferma y vampirizada por la corrupción estructural pero siempre sobre la base de respeto a los sabios objetivos plasmados en el preámbulo constitucional, sobre todo el de asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino.  No es una tarea fácil, ni rápida ni para pusilánimes, sino para aquellos que de verdad amen a la Patria que los vio nacer.

Una carta premonitoria

La siguiente es una carta de lectores publicada por La Nación el 6-3-2010 enviada por el Doctor José Brunetta, ex director de Chrysler Fevre Argentina, Past President y Fundador del Instituto Argentino de Finanzas IAEF, presidente de By Performance y agenteoficial de TESAM Argentina.

Señor Director:
«El 9 de enero de 1975, en época de un gobierno supuestamente democrático, ingresé a trabajar como Gerente de Finanzas a Chrysler Fevre Argentina S.A., empresa automotriz que tenía 4.000 operarios y 1.000 mensualizados, incluyendo directores y gerentes.

El primer día, ese 9 de enero de 1975, el señor Director de Relaciones Industriales, Eduardo Beach, me pide si puedo tener una reunión con
él. Me da la bienvenida y me dice que los cuadros directivos de la empresa están todos amenazados por el terrorismo de Montoneros y del ERP, porque la empresa no acepta pagar una mensualidad a los fondos de estas organizaciones y que, si yo desisto de ingresar, no lo va a tomar como un acto de cobardía.

Ante mi respuesta que deseo entrar de igual manera, dado que por suerte la naturaleza me munió de determinados atributos, me pregunta mi fecha de nacimiento, la anota en forma de clave en una tarjeta y al dorso escribe su nombre, el del Director de Manufactura y el del abogado de la empresa, con sus respectivos teléfonos.
A continuación me dice que si me llegaban a secuestrar les diera la tarjeta a los delincuentes, que la empresa se haría cargo.

Gran debut, gran !!! En Marzo de 1976,llego a la empresa como de costumbre a las 8 de la mañana y veo un tumulto, pregunto qué pasa y alguien me dice que habían asesinado a Eduardo Kenny, Gerente de Distribución.

Primero lo tomé como un chiste pero luego, cuando me acerco al grupo, me entero de que era verdad. Cuando en Julio de 1976 me dijeron que habían asesinado Carlos Balsa, Supervisor de Flota, ya no pregunté si era una joda de mal gusto.

Y cuando en Noviembre del mismo año me dijeron que habían asesinado a Jorge Souto, Gerente de Control de Laboratorio, ya empecé a preocuparme un poco más.

Me obligaron a salir de casa con custodia que me dejaba a las 10 o 15 cuadras.
Si me hubieran asesinado a mi, Gerente de Finanzas y a la vez, en ese momento, presidente del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas, mi sepelio hubiera sido algo así como la Convención de Bancos Nacionales y Extranjeros.

Mi madre le decía a sus clientas del negocio de composturas de zapatos -que había sido de mi padre zapatero- (de allí mi origen oligarca), que de noche no podía dormir pensando que en cualquier momento le iban a informar que a su hijo lo había asesinado el terrorismo.

Sus clientas me sugerían cambiar de trabajo.

Ahora bien, pregunto ¿cuándo van a ir a los tribunales acusados de crímenes de lesa humanidad los ideólogos que enviaban a los jovencitos ‘idealistas’ a asesinar a civiles y a la vez a ser eliminados por las fuerzas del orden?

Los nombres los conocemos.

Si no los conocen se los informo: Miguel Bonasso, Carlos Kunkel, Jorge Taiana, Horacio Verbitsky, Eduardo Luis Duhalde (abogado de los terroristas), Oscar Parrilli, Nilda Garré, Diana Conti… y suma y sigue..

¿Cuál fue mi pecado para estar en la lista de candidatos al homicidio? ¿No se dieron cuenta aún?…

Mi pecado fue que cuando falleció mi padre, el zapatero de la calle Tagle y Las Heras, cuando yo tenia 16 años, en lugar de ponerme a llorar, agarrar un arma y salir a robar, busqué un trabajo, terminé mi secundario en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, mis estudios en la Asociación Argentina de Cultura Inglesa y luego estudiaba en la Facultad de Ciencias Económicas.

Trabajaba fuera de casa, le ayudaba a mi madre en su negocio y terminé todos los títulos en ciencias económicas: Contador Publico, Licenciado en Administración y Licenciado en Economía.

Si hubiera salido a la calle con un fierro quizás ahora podría ser ministro, Secretario de Estado o jefe de los Fiscales.»

Este es un espejo del futuro si el kirchnerismo gana las elecciones.

El huevo de la serpiente III

Gracias a la amplia repercusión mediática provocada por la incontinencia verbal del señor Feletti,  que han rasgado el huevo de la serpiente dejando ver los perfiles del retoño, se ha tornado innecesario abundar sobre las señales que abonan la advertencia expuesta en esta columna sobre el plan filostalinista que prepara el kirchnerismo profundo ya que, como reza un viejo adagio jurídico, a confesión de parte relevo de pruebas.

No obstante ello, es conveniente resaltar algunos indicios serios, vehementes y concordantes de que la explicitada ante La Nación por Feletti es la dirección que seguramente tomará el proceso de “populización” impulsada por los monjes negros del oficialismo para “profundizar el modelo de “acumulación de matriz diversificada con inclusión social ” (tanto gre gre para decir Gregorio) aunque se edulcore con eufemismos retóricos su verdadera esencia para no asustar a los sectores que tienen un poder de fuego apto para torcer el rumbo que hasta ahora lleva el proceso político.

Como se dijo, las tres bases sobre las que se asienta el proyecto de dictadura “popular” empujado desde la usina ideológica V+Z (Verbitsky+Zannini) son el tembleque liderazgo de la viuda, el obnubilado entusiasmo juvenil y la especulación empresaria, aunque en este último punto cabe rescatar que parece haber una tímida toma de conciencia según lo que apunta  Bonelli en la revista Eco del 20.05.2011 “El Comité de Presidencia de la central fabril (UIA) manifestó sus temores de que esos (los que explicó Felettti) sean los verdaderos planes del kirchnerismo y no el dulce relato que habían escuchado hace una semana de la propia Cristina”.

Los comisarios políticos

¿De qué manera se concretaría esta dictadura? En primer lugar, asegurando la “cooperación” incondicional de la administración de justicia ante cualquier planteo, ya sea judicial o de acción directa, contra las medidas del gobierno. Este es el eje estratégico  más importante del proyecto como lo ha sido siempre en todos los procesos dictatoriales que registra la historia moderna porque es la “última ratio” de legitimación del proceder gubernamental.

Se trata entonces de la transformación definitiva de un poder del Estado en instrumento del poder, y sobre este punto no enumeraremos aquí los antecedentes del kirchnerismo por harto conocidos en cuanto a su falta de límites cuando se trata de usar la maquinaria judicial para salvar amigos, perseguir enemigos, exaltar el odio social o inducir conductas.

Pero en la hipótesis de un triunfo oficialista en octubre esta tendencia se radicalizaría a caballo de los “comisarios políticos” designados por la Nomenklatura que si bien algunos ya están en funciones (caso Diana Conti o Carlos Kunkel) aumentarían notablemente sus atribuciones y su capacidad operativa para intimidar, o en su caso desplazar, a los jueces díscolos mediante los instrumentos específicos para darle un barniz de legalidad: el Consejo de la Magistratura o el juicio político.  Conti se manifestó públicamente como “stalinista” en un programa de televisión.

Para cerrar las dos pinzas del cepo judicial el Ministerio Público incentivaría a los fiscales a convertirse en temibles mastines del gobierno dispuestos a destrozar a quien sea y como sea siguiendo las instrucciones del Buró. El funcionario que no se preste a este esquema será primero aislado y luego eyectado al desierto civil y profesional o forzado a la expatriación.

Con esta formidable maquinaria en manos de un núcleo de radicalizados ideólogos henchidos de poder, secundados por un ejército de juveniles trepadores  y convencidos de su misión mesiánica de conducir a la sociedad argentina  a una transformación  profunda de su realidad política, social y económica es fácil imaginar el escenario sobreviniente en el que una justicia totalmente sometida a los dictados de la cúpula gobernante convalide cada uno de sus actos por más obscenos que ellos sean. Ningún juez que aprecie su estabilidad o su jubilación la arriesgará contradiciendo actos del poder ejecutivo.

La libertad condicional de que hoy gozan muchos sin saberlo puede ser mañana cancelada, el derecho de propiedad convertirse en una suerte de ocurrencia capitalista y los derechos humanos ser usados como justificativo de penas y expropiaciones selectivas alineadas con las necesidades del régimen.  La obsoleta dictadura del proletariado travestida en dictadura  popular.

Un ejemplo: la reforma a la ley de quiebras en danza hoy en el Congreso abrirá el camino para transferir fácilmente empresas a manos de sus obreros. No hace falta ser muy imaginativo para advertir que las trabas que pueden imponer la Secretaría de Comercio o la AFIP siguiendo directivas del Buró pueden llevar al concurso o a la quiebra a una firma cualquiera en poco tiempo. De esa situación, como saben muchos empresarios, raramente se vuelve, pero ahora mucho menos porque a partir de la nueva normativa un juez con “sensibilidad social” podrá poner rápidamente la explotación en manos de los empleados si recibe la pertinente “orden de arriba”. La transferencia compulsiva de los medios de producción no es una mera posibilidad.

Como es obvio, los empresarios que sean amigos del gobierno, lo apoyen, resignen utilidades y contribuyan a la consolidación del régimen gozarán de la debida protección. Es sabido dónde y cómo funciona este sistema “protectorio”  y quienes lo aplican.

Para concluir por hoy, conviene aclarar que lo que se viene no es “chavismo”, término que utilizan algunos analistas para referirse al régimen venezolano, es algo mucho mas peligroso porque aún dentro de  su megalomanía y sus arrestos dictatoriales Chávez no come vidrio y es un verdadero líder que controla a su movimiento. La viuda no tiene esa condición ni la puede comprar con tarjeta en Gucci, por eso tendrá que apoyarse necesariamente en el núcleo V+Z . Esto no sería preocupante si los integrantes tuvieran el mismo cociente político intelectual de la presidente, pero ocurre que tanto Verbitsky como Zannini son dos cuadros experimentados, inteligentes y decididos que saben a donde quieren ir y, lo que los hace más peligrosos, no aspiran a enriquecerse por medio del poder sino a ejercerlo sin concesiones ni misericordia tal como les enseñaron sus admirados maestros.

El huevo de la serpiente II

Se dijo en la nota anterior que para beneplácito del oficialismo la gran mayoría de los medios ponen el foco de la crónica y el análisis en las idas y vueltas de los candidatos opositores y en las danzas y contradanzas de la viuda y el camionero tocando sólo tangencialmente lo que en realidad se juega en octubre, cosas que van mucho más allá de posiciones de poder o meras propuestas que ciertamente hoy por hoy brillan por su ausencia y más se palpan que se ven.

Esta distracción del núcleo esencial de la coyuntura alimentada por un periodismo superficial enfrascado en lo contingente que se autoreduce a especular sobre lo cotidiano aventurando pronósticos sobre las posibles alternativas del proceso electoral en marcha, es un velo sutil que impide a la gente visualizar las consecuencias que son de esperar de una u otra opción.

Como resultado de este divertimento muchas personas medianamente informadas asumen que se trata de una elección más cuyo resultado cualesquiera sea no cambiará mucho su vida dado que desde su óptica todos los contendientes están cortados por la misma tijera y tienen sus intereses bien alejados de los de la gente, algo que por cierto los protagonistas se las arreglan muy bien para confirmar día tras día saltando de un lado a otro como pulgas en una sábana.

Sin embargo, en esta oportunidad el contexto circunstancial que rodea al proceso de recambio de autoridades posee características inéditas por lo peligrosas desde que la decisión del electorado puede abrir las puertas a un esquema de gobierno de corte populista, netamente autoritario, anacrónico y a contracorriente del mundo desarrollado como el que ya perfilan los pasos dados por el oficialismo kirchnerista especialmente desde la desaparición física del ex presidente, indiscutible generador de este escenario tan desordenado.

Para comenzar y como lo señalara Carlos Pagni en una reciente nota, los dos candidatos ya prácticamente consagrados como tales y con mayores chances deben su notable ascendencia popular más al oportuno impulso obituario de dos personajes extintos que a méritos propios.

Aunque parezca un detalle menor la consecuencia de ello es que más que líderes de una corriente política o ideológica son como Kerensky futuros rehenes de estructuras, movimientos, estrategias  y  proyectos que se gestan en otros niveles de profundidad.

En el caso de la viuda de Kirchner esta situación es más preocupante dada su vulnerabilidad sicológica nunca desmentida, su tendencia a una soberbia autoritaria con escaso fundamento y al hecho de que su soporte estratégico operativo está conformado por personas que comulgan con una visión del ejercicio del poder abrevada en opciones totalitarias.  En cambio, el radicalismo gusta de parecerse a sí mismo y a pesar de sus resbalones tácticos, sus acrobacias electorales  y sus malas experiencias en el gobierno,  es improbable que el ejercicio del poder le lleve a abjurar de su credo democrático.

En segundo lugar el kirchnerismo está capitalizando la sed de protagonismo de una juventud multitudinaria y desorientada muchos de cuyos integrantes se manejan con pocas reflexiones y muchas emociones, adoradores de Twitter que difícilmente superarían una prueba de comprensión de textos y que en su inexperiencia y desinformación se sienten convocados a una lucha épica en defensa del proyecto “nacional y popular” el cual según sus percepciones consiste esencialmente en una mayor intervención del Estado en la economía y la sociedad y el sometimiento de las grandes empresas y corporaciones, incluidas las sindicales, a quienes detenten el poder conforme lo propone el discurso único que baja desde las usinas oficialistas.

Son los hijos de los grandes desmadres sociales, políticos y económicos que afectaron a la Argentina en décadas pasadas, y que al decir de Brecht “Al odio heredado de sus padres, ellos añadirán su propio idealismo e impaciencia. Alguno se adelantará y pondrá sus sentimientos en palabras. Alguno prometerá un futuro. Alguno hará suyas sus demandas. Alguno hablará de grandeza y sacrificio. Los jóvenes e inexpertos brindarán su valor y su fe a los cansados e indecisos. Y entonces habrá una revolución, y nuestro mundo se hundirá en sangre y fuego.”

En tercer término algunos grandes grupos empresarios, advertidos de la volatilidad del liderazgo político de una persona que si bien es titular del poder no maneja el partido, no conoce a los dirigentes y no controla al sindicalismo, sueñan con convertirse en los pilares indispensables de un gobierno corporativo de corte fascista en el que su grupo de interés ejerza influencia sobre las decisiones del gobierno y de ahí sus anuncios de supuestas futuras inversiones, su  dudosamente sincera “confianza en el país”, y su edulcorada predisposición al diálogo, sueños que son alimentados convenientemente por la astucia de quienes les preparan la cama para después de octubre a fin de que no perturben por ahora la marcha del plan.

La levedad del liderazgo de la viuda, las ensoñaciones juveniles y la tradicional necedad de un empresariado prebendario son las columnas centrales sobre las que se apoyan el experimento político en ciernes que cocina a fuego lento el kirchnerismo oculto y que cualquiera que ponga un poco de atención puede ver a través de la delgada membrana que recubre el huevo de la serpiente. En  próximas entregas detallaremos puntualmente las señales que revelan el desarrollo del plan y los mecanismos previstos para el dominio total de la sociedad si estos núcleos radicalizados logran concretar la anhelada reelección de su instrumento político. (continuará)

El huevo de la serpiente I

Es importante que la sociedad advierta que no se trata de la simplificación tipo “Ricardito vs. Cristina” compitiendo en un mismo espacio de centroizquierda , ni de dos opciones instrumentales dentro de un mismo sistema, sino de elegir entre dos proyectos de país de muy diferentes características. Uno propone la preservación de las libertades públicas y del sistema democrático republicano y el otro, el kirchnerista, promueve el control total de la sociedad desde el Estado.

La emergencia incipiente de un polo opositor encarnado por la UCR – que recién en los próximos días mostrará su consistencia – ya ha suscitado en la gran prensa expectativas desproporcionadas con la real dimensión del acontecimiento, generando una atmósfera engañosa que puede turbar la visión de analistas y dirigentes creadores de opinión llevándolos a enredarse en el análisis de cuestiones accesorias que distraerán la atención pública de lo que verdaderamente importa y está en juego: la confrontación no de nombres sino de “modelos”.

En efecto, si alguna virtud tuvo el proceso de experimentos políticos denominado popularmente como “kirchnerismo” en sus ocho años de vigencia fue la de delinear claramente su propia morfología ideológica y conductual.

Ninguna persona medianamente informada puede alegar hoy que ignora las circunstancias, los valores y las reglas con que se sostiene esa compleja amalgama de intereses en que se ha convertido el “oficialismo”. Parafraseando aquella festejada ocurrencia de Borges, se puede afirmar sin temor al equívoco que a los kirchneristas “no los une el amor sino el interés”… por el poder y el dinero.

Sin embargo, esa característica tan prosaica ha derivado, como consecuencia de la muerte de su numen, en una especie de ideología – entendida ésta como un núcleo de ideas sobre cómo debe conducirse una sociedad – que se expresa en el desprecio por las instituciones republicanas y que exhibe una aspiración totalitaria que se manifiesta en la degradación de la Constitución, la reducción de la justicia  y de la ley a nivel de meros instrumentos de la facción dominante, el ejercicio autoritario del poder, la impunidad de los allegados, la persecución de los “enemigos”, la enorme transferencia de recursos del Estado a bolsillos particulares, el amordazamiento de la opinión, la exacerbación masiva de los sentimientos de venganza en algunos sectores sociales, el aislamiento del mundo y tantas otras lindezas que no vale la pena seguir inventariando aquí por su extensión.

En efecto, mirado desde la teoría política, el que impulsan Carlos Zanini y Horacio Verbitsky – con la señora Fernández como mascarón de proa – efectivamente es un “modelo”  cuya consigna elemental no se entretiene en disquisiciones  teóricas sino que afirma crudamente que el que tiene el poder puede hacer lo que quiera con la sociedad y sus mecanismos funcionales.

Este “modelo”, descripto por el matemático y filósofo inglés Bertrand Russell  como del “poder desnudo”, sustentado en el miedo colectivo, se contrapone al vigente hoy en el mundo desarrollado y en países vecinos basado en instituciones sólidas, el respeto a la ley, la seguridad jurídica y la independencia de los poderes del Estado.

Dado que desde el gobierno se extiende ex profeso un manto de confusión, para comprender las diferencias entre ambos es preciso tener en claro que el grupo V+Z (Verbitsky + Zanini), mentor de La Cámpora, propician el perimido “modelo” Estado Omnipotente de economía no planificada sino subordinada en el que éste es quien decide sobre las vidas y haciendas de los ciudadanos en todas las instancias concentrando en manos de quienes lo conducen la totalidad de los resortes políticos, económicos, judiciales y legislativos, directa o indirectamente según sea el caso, tal como lo hace en Venezuela Hugo Chávez.

Si bien por razones estratégicas todavía este “modelo” se mantiene en estado embrionario en la actualidad bajo un disfraz seudodemocrático – hasta Hebe de Bonafini se calló – es obvio que su “profundización” anunciada por diferentes voceros del kirchnerismo conducirá directamente a la instauración de un estado totalitario y omnipresente.

Pese a que esto que es tan evidente a muchas personas les resulta difícil o exagerado creer que ese camino de “profundización” termine en tales extremos, y esta inconsciencia de sectores medios adormecidos por una artificiosa sensación de estabilidad económica es la mejor aliada de los planes del grupo.

Este tipo de situaciones ya fue abordada hace muchos años por la poderosa pluma de Bertolt Brecht poniendo esta sentencia en boca del siniestro personaje que hacía experimentos con seres humanos en los albores del nazismo en su reconocida obra “El huevo de la serpiente”: “Nadie va a creerte a pesar de que cualquiera que haga un mínimo esfuerzo puede ver lo que depara el futuro. Es como un huevo de serpiente. A través de la delgada membrana, se puede distinguir a un reptil ya formado.”

En resumen, es importante que la sociedad asuma que no se trata en esta complicada circunstancia histórica de la simplificación tipo “Ricardito vs. Cristina” compitiendo en un mismo espacio de centroizquierda que propone el reduccionismo malintencionado del grupo V+Z, ni de dos opciones instrumentales dentro de un mismo sistema, sino de elegir entre dos proyectos de país de muy diferente cuño, uno que propone la preservación de las libertades públicas y del sistema democrático republicano y otro que promueve el control total de la sociedad desde el Estado.  (continuará)