Archivo por meses: octubre 2009

Argentina, se ríen en tu cara

Hoy en día leer aquí los diarios y los portales web, ver televisión o prender la radio sin la previa ingestión de una buena dosis de sertal se ha convertido en una actividad insalubre, porque lo que se ve y se escucha inevitablemente provoca una incontenible sensación de náusea que se suma a la santa indignación de cada día.

Todo se reduce a una competencia de mal gusto sobre quien se expresa de modo mas soez  y el  «lo digo total después pido disculpas pero ya lo dije» otra muestra más de la proverbial viveza criolla de los argentinos ganó los más impensados ámbitos de la subcultura argentina que no era mucha pero ahora se arrastra por el fondo de la moderación y el buen sentido. El estilo Moreno gana uno a cero.

Según el pensamiento del inmortal maestro Ortega y Gasset cultura es «el sistema de ideas desde el cual se vive» y aquí en la Argentina el sistema de ideas es de tal patética pobreza que no se puede esperar otra cosa que lo que se está viendo.

Pero lo que no termina de colmar la capacidad de asombro del observador de esta realidad es el desparpajo con que los lenguaraces voceros del oficialismo se burlan de la gente y la parsimonia con que la gente tolera estas burlas. Por caso, cualquiera advierte que la cacareada «reforma política» no es otra cosa que una burda maniobra elucubrada por los cráneos del oficialismo kirchnerista para con estas engañifas intentar mantener en carrera un coche que como Néstor Kirchner – para emplear la impronta metafórica de Carlos Reutemann – ya quemó biela hace rato.

Sin embargo, aunque hasta una criatura se da cuenta de que la única finalidad que tiene la apurada reforma electoral que se impulsa desde el gobierno es ponerle piedras en el camino a eventuales competidores de Kirchner en el camino hacia el 2011 mediante el uso inescrupuloso de los Rossi2fondos del Estado, el jefe de la banda legislativa que responde al matrimonio presidencial, Agustín Rossi, no tuvo el menor empacho en mofarse en la cara del público afirmando sonriente «Teniendo en cuenta que falta mucho tiempo para las elecciones presidenciales, nadie podrá pensar que es para beneficio del algún candidato».

Mariano Recalde sorprendido in fraganti usando aviones ajenos como si fueran suyos para ir a ver el partido de la selección se burla de la inteligencia ajena y dice que “el viaje dejó ganancias”. El inimputable Aníbal Fernández se acaricia los mostachos y pregunta sorprendido “de que clima social enrarecido se habla” mientras agreden y golpean a legisladores de la oposición o vocifera que el destacado especialista Daniel Sabsay “se cree constitucionalista porque toma el tren en Constitución” y D’Elía amenaza a los cuatro vientos que se equivocan quienes creen que los piqueteros “ya fueron”. Hasta la delegada presidencial de Néstor Kirchner, o sea su señora, se da el gusto de usar el canal oficial para propalar sus zonceras aunque para ser justos cuenta a su favor con la ventaja de que nadie le presta la menor atención. Un sonriente ministro Boudou anuncia en televisión el canje de deuda y la vuelta al mundo civilizado con aire de triunfo mientras muchos que lo aplaudieron extrañan los diez mil millones de dólares que un imbécil engreído tiró a la  pileta sin necesidad y hoy se traga sin pestañear todas sus bravatas aldeanas en la soledad de los jardines de Olivos.

Para terminar este breve panorama de manicomio vale destacar que según da cuenta el reciente último informe de Transparencia Internacional la Argentina por primera vez ha descendido en el ranking de las naciones más corruptas del mundo a niveles peores que los 90’s. Ya le ganaron hasta a Menem, pero hay que aguantarlos hasta el 2011 para que terminen el trabajo de destruir totalmente al país “en nombre de la democracia” según el ideario de millones de resignados aprendices de ciudadanos que todavía confunden medios con fines mientras el Uruguay nos da una lección de cultura cívica para la historia.

La Argentina ya votó

La escasa respuesta a la convocatoria de las organizaciones no gubernamentales Argentina Ciudadana, Ojo Cívico y Argentina Sin Mordaza para protestar contra el autoritario proyecto oficial de ley de medios que el gobierno pretende utilizar como instrumento de sus planes de retorno y la generalizada indiferencia social es por sí misma la mas clara explicación de cual es la raíz del proceso que ha llevado a la Argentina a un retroceso que asombra al mundo civilizado: no son los dirigentes, son los dirigidos.

Cuando el ideático señor Blumberg convocó a una marcha fúnebre a la luz de las velas unas ciento cincuenta mil almas se congregaron frente al Congreso Nacional para presionar reformas al código penal que sirvieron de muy poco en la lucha contra la inseguridad. Un número menor pero también importante se daba cita en las calles para que el senacómico Eugenio Artaza al mejor estilo amores de estudiantes les jurara que sus arengas no escondían ambiciones políticas.

Ahora que el matrimonio Kirchner está construyendo frente a sus narices un muro de desinformación y burdo adoctrinamiento para robarles arteramente uno de los mas sagrados derechos ciudadanos como es el derecho a la información veraz el rebaño de ovejas en que se ha convertido la clase media argentina se apoltrona frente al televisor suspirando de impotencia para ver el «triunfo» de una iniciativa que todos se dan cuenta es de muy mala leche. Claro está que en esta oportunidad falta el ingrediente emocional que necesita gente consumidora de telenovelas para motivar su concurrencia.

Cuesta creerlo pero a esta altura del siglo 21 la mayor parte de la sociedad de este país parece aún estar convencida de que el sostenimiento del sistema democrático no exige más esfuerzo que cumplir cada dos años con la obligación de depositar en una caja de cartón el trozo de papel que contiene su opción por el menos malo de los candidatos propuestos para ir luego a mirar por tv los pormenores de la separación de la vedette de turno, a despotricar contra la clase política en los cafés o a descargar su resignación en los foros de Internet.

Desde siempre la Argentina ha encarnado un fenómeno muy curioso de alto interés para la psicología social. Gente que se desliza inexorablemente hacia la línea de la pobreza, que sufre día por día las consecuencias de la gestión desvariada de una mujer incompetente y frívola manejada a control remoto por un psicópata carcomido por su resentimiento, periodistas que saben fehacientemente cuales son las funestas consecuencias a futuro de este desquicio institucional, se rasgan pomposamente las vestiduras cuando alguien osa afirmar que cualquier camino de recuperación pasa por echar a los Kirchner del poder como primera condición.

Han elevado a la jerarquía de sacramento los mecanismos de la democracia olvidando su fines. El que gana las elecciones no recibe una autorización para hacer lo que le venga en gana y convenga a sus intereses sino un mandato constitucional para gestionar el bien común y mejorar el nivel de vida del conjunto social dentro de los términos que fijan el contrato social y la ley.

Que la pareja gobernante retuerza la ley y destruya a las instituciones con el apoyo logístico de sus cómplices legislativos, que se enriquezca obscenamente en un país donde se expande la miseria a ritmo marcial, que utilicen bienes públicos como si fueran privados, que envíe un avión oficial para 60 personas a buscar a la hija en un viaje de 6.000 kilómetros, que favorezca a amigos y entenados para crear fortunas de la nada, que destine cientos de millones de pesos al pago de sueldos exorbitantes de jugadores de fútbol, que extorsione a jueces y fiscales, que genere un clima de corrupción intolerable – no en «un cantón suizo» como dijo Picheto, sino en una sociedad medianamente respetuosamente de sí misma -, que pretenda acallar las voces que denuncian tanta depredación, que mande a la mafia de Moreno a apretar a los directores de Papel Prensa y sigue la lista, no parece constituir la gota que vaya a rebalsar el vaso, al menos, para una sociedad paralizada por el miedo, la ignorancia y la conciencia de su propia hipocresía. Así es fácil comandar en un país donde los tontos no piden oportuna rendición de cuentas o no encuentran la forma de pedirla sino que esperan la caida para salir a crucificar a su victimario.

Por eso se puede decir sin temor al equívoco que la Argentina con su actitud claudicante ya votó por una dictadura con fachada democrática, y sigue votando por lo mismo todos los días que permite que los Kirchner continúen en el poder manoseando a la República. Ese es el estilo que prefiere una gran mayoría de habitantes que han renunciado a ser ciudadanos y que ven ante sus ojos impávidos como Néstor Kirchner y Sra. se burlan del «mensaje de las urnas» arrasando su derecho a la información, pilar fundamental de toda democracia genuina sin el menor atisbo de reacción.