Archivo por meses: julio 2009

A los tumbos

Si algo faltaba para dejar absolutamente en claro las limitaciones de Daniel Scioli él mismo se encargó de llenar el casillero en cuanto a su poca destreza en el campo de la política mediante el fallido intento de posicionarse ante la opinión pública como interlocutor del campo que terminó en un sonado resbalón.

Difícilmente la andanada de críticas que generó su paso por la Rural con el demasiado obvio propósito de reparar en alguna medida la cuarteada imagen que le quedó después del 28-J perfore la piel paquidérmica de su rostro, tan dura ella como flexibles han demostrado ser sus rodillas frente a sus patrones sureños, pero tal muestra de escasez de materia gris no hace sino confirmar lo que se ha dicho en estas columnas respecto de su capacidad política.

Porque realmente es de lelos esperar que la memoria de los ruralistas sea tan corta como para olvidar aquella famosa frase de «con el hambre no se jode»que le hizo acreedor de las palmaditas en la espalda de sus jefes y simultáneamente blanco de la repulsa del campo por el perverso mensaje implícito de que el hambre de mucha gente era la consecuencia de la avaricia de los productores y no de la incompetencia de los gobernantes.

Sin embargo, lo importante del desafortunado periplo por el predio ferial que dejó a Scioli a tiro de la cerbatana envenenada de Aníbal Fernández es que sirvió para poner en evidencia que es posible otra actitud, alternativa a la acomodaticia somnolencia de la autodenominada «oposición» que parece estar esperando que Néstor Kirchner la despierte con otra de sus iniciativas atómicas mientras se entretiene simulando creer que de este sobado «diálogo» puede salir algún resultado efectivo para enfrentar la grave situación que supone un país dirigido por un par de bárbaros políticos.

Naturalmente la gente que tiene mucho que perder con las malas decisiones en materia de política económica tiende a ser más combativa que aquella a la que le basta pasar a fin de mes la tarjeta por el cajero auromático para solventar holgadamente sus necesidades vitales, pero resulta ser que es a estas últimas a quienes se les ha confiado la responsabilidad indelegable de velar no por la continuidad de un gobierno que está a la deriva, sino por los intereses concretos de una sociedad al borde de un ataque de nervios.

Por eso puede tranquilizar a nadie que el ruralismo tome la posta que le corresponde a la dirigencia opositora dado que mas allá del reconocimiento que merecen los productores por su gallarda actitud de ponerle límites al manoseo infame con que los Kirchner están embardunando a todo el espectro dirigencial so color de una apertura inexistente, a quienes se votó para que se pongan al hombro la tarea de enderezar la nave removiendo los obstáculos que la condicionan están en el Congreso de la Nación, que es desde donde se debe marcar la cancha a los inquilinos de Olivos para forzar su acatamiento al orden institucional o bien su partida rumbo a «su lugar en el mundo».

Asimismo el deslucido papel del gobernador en este episodio es un llamado de atención a ciertos comentaristas seducidos por la supuesta bonhomía del motonauta que lo tratan con un respeto que él no tuvo por sus electores cuando se postuló como candidato a diputado a sabiendas que estaba perpetrando una estafa electoral, ni tampoco se tiene por sí mismo cuando accede a trabajar de felpudo sometiéndose a las imposiciones del matrimonio o soportando las vergonzosas humillaciones de que le hacen objeto. Si un personaje con tan rudimentario bagaje intelectual aderezado además con una conducta genuflexa y arribista es visto por la prensa y por la sociedad como «presidenciable» la Argentina está en el horno.

Jugando con fuego

Asifixiados por las circunstancias los Kirchner intentaron recurrir al viejo truco del «diálogo» para ganar algo de tiempo mientras buscaban en vano una salida al laberinto que su notable impericia creó, salida que todos los datos de una acuciante realidad están indicando que no existe para ellos.

A pesar de que ésto es evidente para cualquier persona medianamente informada la mayor parte de los actores sociales y políticos actúan como si fuera posible esperar del matrimonio algo más que nuevas artimañas destinadas a conservar el poder… y por añadidura la libertad. Esta actitud claudicante y generalizada de la clase dirigente, que algún desprevenido podría calificar de ingenua, en realidad esconde el malicioso objetivo de que la bomba social que todos saben que va a estallar lo haga en las manos de la pareja.

Todos saben también que con los Kirchner en el poder nada ha cambiado después del 28J ni nada cambiará en adelante – ni siquiera el semblante sobrador que exhibe la primera magistrada a control remoto en sus apariciones televisivas – pero fingen acompañar un proceso de supuesta apertura oficialista para evitar la mancha venenosa de ser acusados de golpistas.

En una suerte de suicidio colectivo pasan por alto las claras señales que envía Kirchner S.A. de que no está dispuesta a cambio sustancial alguno y simulan allanarse a la añeja treta – publicitada jocosamente por el fundador del peronismo – de formar comisiones para que los asuntos delicados no se resuelvan en esos ámbitos. En lugar de preparar con varonil actitud una transición ordenada al desbarajuste que se viene los líderes de la oposición se dedican a sostener los pedazos que se caen del tinglado kirchnerista en franco proceso de desplome con la vana ilusión de llegar al 2011 «aunque sea con muletas» según la recordada frase del olvidado Ricardo Balbín ante la inminente caida de Isabel Perón que algunos repiten con aire doctoral (¡Vamos Chiche todavía!) sin darse cuenta de que suena a negra premonición del desastre que se viene mal que les pese a los soñadores.

Mientras tanto los esposos, tan improvisados en lo público pero previsores en lo privado, siguen inventando caminos para apoderarse a futuro de recursos públicos suficientes para financiar unas cinco generaciones sin sobresaltos. Desde la unificación de las concesiones del juego on line en manos de su archiamigo Cristóbal López, a quien le hicieron un traje a medida en la licitación convocada para apoderarse del multimillonario negocio, hasta la brillante idea de recomprar deuda pública «porque está barata» surgida de la mente de Néstor pero vendida como una genialidad del pobre Bodou apuntan a procurarse millonarios «spreads» para el poder y sus amigos mediante el manejo de información privilegiada. Más de un financista debe estar presto a disfrutar de «la ventaja de pertenecer» a la clientela de la consultora del matrimonio.

Pusilánimes aspirantes a quedarse con la corona en el 2011 a quienes les importa el país tanto como a los Kirchner miran indiferentes estos movimientos y siguen simulando creer que el cóctel explosivo que tienen en sus manos dos aprendices de brujo puede diferir su estallido ¡Por dos años! mientras esperan que los ciudadanos no se den cuenta de lo obvio: los autodenominados opositores tienen miedo a hacerse cargo de la brasa ardiente que es hoy el poder en la Argentina.

Quizás sin la bomba neutrónica de la peste porcina que arrasó la economía gracias a los buenos oficios de la inepta ministra de salud renunciante y sin el jodido juego de sindicalista bueno/sindicalista malo que le están haciendo los muchachos de la CGT para cocinarlos al spiedo los Kirchner hubieran podido resistir un poco más, pero a nadie puede escapársele que la mentalidad de almacenero con la que Néstor pretende enfrentar la mishiadura no tiene otro destino que el fracaso y la ruina generalizada a la vuelta de la esquina.

Cerrar todas las compuertas de comunicación con el kirchnerismo después del 28J, ponerle democrática y gallardamente fin a esta agonía que se viene y ordenar la transición convocando a elecciones presidenciales era la receta apropiada y hubiera empujado una bocanada de confianza en la opinión púbnlica, pero otra vez una envejecida clase dirigente prefirió caer en el infantilismo político que como dijo el dos veces intendente de Mar del Plata, diputado y senador socialista Teodoro Bronzini en 1974 «es nuestro más grande problema y se ha enseñoreado en toda la República»

Porque no es otra cosa que infantilismo ignorar estúpidamente aquella sabia máxima del genial poítico y filósofo ingles Francis Bacon: «»Quien no quiera aplicar remedios nuevos debe esperar males nuevos ya que el mayor innovador es el tiempo»

Que tarde que has venido

Ahora que la impericia y la irresponsabilidad de Néstor Kirchner ejerciendo el papel de ministro de economía en las sombras lograron atemorizar a la sociedad argentina provocando la más espectacular fuga de capitales desde 2001, el llamado de su mujer a un supuesto «diálogo» llega demasiado tarde para tener algún resultado palpable: la suerte está echada y sólo más acontecimientos desagradables se otean en el horizonte del país.

Comienzan a saltar las pústulas de un régimen desembozadamente corrupto y afecto a las mañas más características de la vieja política que su conductor astutamente logró ocultar hasta que la cara de hereje de la necesidad de sobrevivir le obligó a mostrarse al natural en un jamás pensado escenario de desgaste terminal.

Es por eso que tanto esta poco creible convocatoria como los cambios de figuritas en el gabinete, el fusilamiento político de Ricardo Jaime librado a su suerte judicial con avión, yate y propiedades en el extranjero colgados de su cuello o la sempiterna cantinela de la «reforma política» suenan a coladura de mosquito para que pasen los camellos y se puedan inhumar los cadáveres que guarda el placard del matrimonio.

Por ejemplo, en un meduloso artículo publicado en el matutino La Nación del domingo último con la firma de Hugo Alconada Mon se detalla como la famosa moratoria impositiva propulsada desde Olivos se apresta a blanquear la oscura situación de varias empresas involucradas en expedientes penales que como mínimo salpican al matrimonio y a varios de sus mas fieles allegados.

Los muchos que aún se ilusionan con la posibilidad de que un gobierno con su capital político y su credibilidad carcomidos por el costo de avivadas de patas cortas que fue su marca registrada llegue a 2011 deberían revisar sus parámetrros de análisis porque si hay algo que está fuera de toda duda es que se extinguieron las fuentes alimentarias de la caja oficial sobre la que Néstor Kirchner cimentó toda su supuesta construcción política.

Está cantado que la próxima etapa en el limitado caletre kirchnerista es la succión de los recursos financieros por parte del Estado a través de bonos compulsivos o empréstitos a tasas usurarias para contener medianamente al monstruo piquetero que él mismo creó en su fantasía de contar con milicias populares que lo defiendan de un presunto avance de la «oligarquía» ajena a su círculo de enriquecidas amistades empresariales.

Pero hasta un estudiante de economía de primer año sabe que las consecuencias de ese tipo de soluciones transitorias llevan directamente al estadio que se quiere evitar: la falta de crédito, el desborde de la inflación, del desempleo y de la protesta social.

En otras palabras, el nunca bien ponderado «constructor de poder» que analistas de renombre elogiaban una y otra vez por su habilidad para sortear obstáculos está atrapado sin salida en su laberinto como le sucede tarde o temprano a todos los mediocres que creen en su propia magia..

Como bien lo señaló Friedrich Nietzche en su «Filosofando a martillazos» no hay que confundir causa con efecto: los gobiernos no caen por sus errores, sino que sus errores son el efecto de su debilidad mental, y ésta es la verdadera causa de la caida..

¿Ciudadanos o habitantes?

A esta altura del partido a nadie sorprende las bobadas que hace y dice la señora de Kirchner porque una gran mayoría de la sociedad ya ha caido en la cuenta de que sus supuestamente grandes dotes intelectuales fueron sólo una gran fantasía de periodistas necesitados de fabricar un personaje que superara las reducidas 300 ó 400 palabras que a duras penas componen en total el vocabulario que posee Néstor Kirchner para comunicarse con el resto del mundo.

En verdad muchos de estas plumas en un principio compraron su propio cuento, entre ellos Joaquín Morales Solá que a estas horas seguramente debe estar congratulándose de que haya sido rechazada su prematura oferta de convertirse en el consejero estratégico personal de la presunta diva política.

Por consiguiente, que la presidente de esta república bananera se haya ido a pasear por los arrabales centroamericanos invitada por nadie para reproducir el papelón de «Néstor Rambo» en la selvas de Colombia con el pretexto de «defender la democracia» mientras aquí se acumulan los problemas y siguen las muertes producto del desorden que reina en el sistema de salud no constituye fenómeno inesperado alguno sino que por el contrario concuerda de maravillas con el cholulismo de que hace gala cada vez que se presenta la oportunidad.

El verdadero e inexplicable fenómeno es la pasividad que muestra la sociedad frente a las repetidas muestras de incompetencia, abuso de poder e irresponsabilidad de los moradores de Olivos y sobre todo, a su evidente imposibilidad de cambiar su conducta codiciosa, despectiva, banal y errática.

¿Que mas hace falta para que la opinión pública pida la renuncia o el juicio político de la señora de Kirchner? ¿Es que realmente el pueblo argentino está dispuesto a soportar dos años más que este mamarracho de gobierno termine de llevar al país al descalabro económico y social que acecha en los pliegues ocultos de la protesta social?

¿Cuantos Jaime, De Vido, Moreno, Igor Ulloa, Lázaro Báez, Cristóbal López, D’ Elía hacen falta para que la gente reaccione? ¿El ocultamiento malicioso de información sobre la gravedad de la pandemia de gripe no es suficiente para colmar la copa de barbaridades kirchneristas y fundar un pedido de juicio plítico?

Por cierto la responsabilidad de la abulia social descansa en gran parte sobre comunicadores y analistas que siguen insistiendo interesadamente en que es prioritario «preservar la gobernabilidad», que es lo mismo que decir que hay que preservar el enriquecimiento ilícito de funcionarios, las presiones a los jueces, los arranques vengativos de la pareja, los manotazos a la propiedad, el uso abusivo de los bienes públicos, la impericia, la improvidsación, los papelones diplomáticos y sobre todo la deriva errática de esta nave que transporta a todos los argentinos conducidas por dos rústicos timoneles en medio de peligrosos icebergs.

En el caso de los peronistas se entiende que a pesar de los dislates presidenciales se nieguen a pensar en despedir a Cristina porque ello implicaría darle a Cobos un protagonismo contradictorio con el poder que pretenden conservar para su corporación a despecho de la evidente minusvalía política de su pupila.

Pero el resto del país aún no ha comprendido que Cristina y Néstor son una y misma cosa, como tampoco comprende muy bien la diferencia que hay entre ciudadanos – es decir personas plenamente conscientes de su derecho a que su gobierno desempeñe su gestión entre los andariveles del estado de derecho – y simples habitantes impotentes para impedir que audaces aventureros saqueen a mansalva los recursos públicos y manoseen impunemente las instituciones de la Repúbica.

Que haya personas preparadas que todavía deliren con que Cristina se libere de la tutela de Néstor y gobierne medianamente el país. Ese, es el verdadero drama argentino.

La gran estafa

Ver la cara de Néstor Kirchner en la pantalla de TV con ese rictus amargo de rigor mortis reclamando respeto por las instituciones que se ocupó puntillosamente de denigrar durante su efímero poder fue tan surrealista como escuchar a su felpudo oficial Daniel Scioli hablando de dignidad.

¿A que dignidad se habrá referido Scioli? ¿A la misma dignidad que nunca tuvo para someterse miserablemente a todas las arbitrarias ocurrencias del matrimonio y soportar con una actitud genuflexa las muestras de desprecio que le propinaron en repetidas oportunidades?

¿A la dignidad de respetar a su electorado y asumir el cargo para el que se postuló en lugar de – como dijo la Cámara Electoral – «traicionar la buena fe de sus electores consumando una inaceptable manipulación de las instituciones de la República a la vez que una grave lesión al proyecto de Nación al que todos, electores y candidatos, deben tributar»?

Daniel Scioli

Daniel Scioli es simple y llanamente no sólo un estafador político de cuarta, un caradura oportunista, sino además una persona que mancilló la investidura de su cargo cuando dejó que la señora de Kirchner lo destratara como a un mandalete siendo presidente del Senado, uno que siguió fielmente la recomendación de Solá que para avanzar en política «hay que hacerse el boludo», algo que por cierto no le resulta muy difícil al ex-motonauta..

¿Y éste es el sujeto que muchos medios suponen «presidenciable» o competidor de Reutemann o Macri? Ciertamente con analistas como estos no necesitamos enemigos para hundir a la Argentina. Es desconocer totalmente los mecanismos de funcionamiento del peronismo pensar que algun dirigente de peso le va a atender el teléfono a un «Pirulo» que sin la protección de su padrino va a durar lo mismo que gas en un canasto.

Cuando antes comprenda que su arrastrada aventura en la jungla política terminó junto con las ilusiones dinásticas de sus delirantes corifeos patagónicos y se digne tener un último acto de dignidad – valga la redundancia – renunciando a su «presidencia» virtual más posibilidades tiene de poder seguir en su silloncito de gobernador consumando la gran estafa que perpetró contra millones de bonaerenses escudado en su obsecuencia al aspirante a caudillo que cayó envuelto en llamas el 28-J.

Si los analistas del periodismo de los grandes medios sigue viendo en este sujeto de conducta despreciable un «presidenciable» peronista es que siguen tan cortos de vista como cuando alababan la habilidad de un payuca engreido para «construir poder» en lugar de reclamar las actitudes que tuvieron dirigentes como Lula, Bachelet o Tabaré verdaderos conductores que se dedicaron a gobernar y no a generar negocios para sí y para los amigos practicando mientras tanto fulbito para una tribuna miope que sin duda se merece muchas de las desgracias que todavía aguardan a la vuelta del camino.